Mientras
me alistaba para salir esa mañana me acerqué a la ventana y lo vi parado en
medio del jardín frente a mi casa. Lo
reconocí de inmediato, era Athos.
Qué bueno que era Athos y no algún
pirata, o peor aún, un orco, como la semana pasada.
Pero
qué lástima que era Athos porque esa mañana yo llevaba prisa y ya tenía que
irme a la escuela.
Cuento finalista en el concurso Voces sin Fronteras II, Canadá, 2012... y publicado en la antología del mismo nombre ;)
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